jueves, 7 de abril de 2011

LA GRANDEZA Y LA MAGIA DE SER COSTALERO.










Seguro que a más de uno, desde que inició su periplo en este mundo del costal y la trabajadera, nos han preguntado alguna vez, en mayor o menor medida, la razón por la cual nos metemos cada año debajo de un paso sabiendo que el resultado final será la aparición de una herida; puede que en más de una ocasión hayan cuestionado nuestra cordura, alegando que, efectivamente, es de locos sufrir de esa manera, e incluso nos hayan calificado de masoquistas tras contemplar en nuestro cuello dicha herida que lucimos orgullosos tras la salida procesional; y, bien pensado, puede que tengan razón…

pero quizá no se hayan dado cuenta de que nosotros no vemos una herida, sino el colofón a una tarde de trabajo bien hecho; esa “postilla” habla de sensaciones, de apretar los dientes en las calles malas, de “levantás” al cielo, de “revirás” al milímetro, de marchas procesionales, del sonido del paso cuando lo recogen cervices costaleras, o de “bellotazos” contra los varales cuando se la mece muy cortito…antes que dolernos, nos reconforta saber que en esa herida quedan representados, al mismo tiempo, la devoción a una imagen y la amistad que te ata a tu cuadrilla, a la que con el tiempo se le trata de familia.

No es fácil explicar, aunque tampoco lo pretendo, por qué nos gusta sentir el cuello “arrugao” después del “ahí quedó”, o notar esa molestia en el hombro tras haberte peleado con un zanco; sólo sé que cada vez que apoyo mi nuca en el palo y empujo hacia arriba, cada vez que al mirar de frente veo a mis amigos en el martillo, más me alegro de ese bendito día en el que empecé a sentirme costalero; y a todo el que esta Cuaresma me vuelva a hacer esta pregunta le diré que para mí, portar a mis Sagrados Titulares hasta que aparezca esa herida, es la ilusión con la que vivo todo el año y lo mejor que me haya podido pasar en esta vida y es que, como bien dicen algunos, ser costalero es, un estilo de vida..

Hoy es uno de esos días importantes en la vida de un costalero. Hoy volvemos como cada año, a rendir pleiteisa a nuestro Rey y nuestra Reina, pero este año es muy especial, este año hay aquí muchas personas, sobre todo en nuestro paso de palio, que por primera vez estan sintiendo vuestras miradas clavadas en sus ojos costaleros, por primera vez estan sintiendo entre incienso y vela, vuestras miradas de Esperanza.

Y es que hoy ser costalero de la Madre de Dios y de Linares en su advocación de Rosario, se hace todavía mucho más patente entre nosotros.

Poder vivir este dia es una de las grandezas de ser costalero del Rosario. Yo por eso a mis comapañeros costaleros siempre les suelo decir << disfrutad de los momentos que nos regala el Señor y su Bendita Madre como costaleros, porque costalero solo se puede ser una vez en la vida, y cada momento, cada chicotá, cada vivencia no se volverá a repetir...>>. Esto es lo que tiene que servir de ejemplo y de enseñanza a todas esas nuevas generaciones de jóvenes costaleros que hoy en día entran en los pasos, a todos esos que ven en el costalero un hombre que luce músculos, camisetas de tirantes, pantalones remangados..., a los que ven en el costalero y su trabajo solo cambios en la música y en sus andares. Por encima de todo esto, días como el de hoy hacen grande el ser costalero, días como el de hoy resumen la mágia y la grandeza de ser costalero, por encima de todo esta la FE y ser costalero no es otra cosa que una filosofía de vida y forma de vivir....

Gracias Señor por reunirnos a todos un año más a tus piés, ruega por todos nosotros y derrama tu bondad sobre aquellos que lo estan pasando mal.

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