EL DÍA DEL TRIUNFO (I)

Y es que fue un absoluto triunfo el haber participado en la Magna Procesión Mariana de Granada el pasado sábado 18 de mayo. Y lo hicimos no solo como espectadores, si no además como parte activa del cortejo de esta magna mariana, más concretamente como costaleros de la Virgen del Triunfo, titular mariana de la Hermandad de la Resurreción de Granada.

A las 5 de la mañana, David, Álvaro y yo, partíamos rumbo a Granada para intentar vivir algo que posteriormente sobrepasó todas nuestras espectativas, un auténtico acontecimiento histórico que dificilmente se volverá a repetir y que nos dejó un cúmulo de sensaciones que solo un día así es capar de dejar.

Eran las 6 y cuarto de la mañana ya nos encontrábamos en el barrio del zaidín, tomando café cerca de la parróquia de San Miguél Arcángel, con cierta incertidumbre a causa del maldito tiempo que parece no estar de acuerdo con el año de la Fe..., pero con muchas ganas de empezar a vivir este gran día.

Tras la última igualá, el reparto de las tarjetas de trabajo y las últimas instrucciones en caso de lluvia, la Vírgen del Triunfo comenzaba, a las 7:25 horas de la mañana, su camino hacia la Santa Iglesia Catedral de Granada.

Fue un camino de ida algo frio, la temperatura oscilaba entre los 5 y 6º, con lo que la mañana era bastante fria, no obstante, bastantes personas fueron las que acompañaron a la Virgen, entre rezos y cantos, desde su barrio hasta el corazón de Granada. Los pasos no iban acompañados por sus respectivas bandas de música a la ida, el consejo de cofradías acordó que las bandas se incorporarían después del recorrido oficial.

Una vez en el centro, un gran número de personas esperaban en las inmediaciones de la plaza de las pasiegas la entrada de los 33 pasos que desde las 9 de la mañana estaban entrando en la Catedrál. La Virgen del Triunfo llegaba en torno a las 9:40 minuntos de la mañana a la preciosa catedral granadina.