lunes, 3 de diciembre de 2012

LA MARAVILLA DE OCAMPO













El Santísimo Cristo del Calvario es, para mí, la mejor obra del genial imaginero jiennense Francisco de Ocampo. Sobrino de Andrés de Ocampo y discípulo de Juan de Oviedo entra en el círculo de Martínez Montañés, para el que trabajaba y cuyo estilo asimila.

El Señor del Calvario es un Cristo muerto, que deja caer la cabeza sobre el pecho, la sangre le mana abundante del costado y acusa más el modelado de músculos y huesos, cosa que hará inmediatamente después Juan de Mesa, condiscípulo de Ocampo.

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